
Historia Cangrejera
San Mateo de Cangrejos es el primer pueblo en Puerto Rico fundado por personas negras cimarronas libres. Su territorio se extiende a través de 40 sectores como Machuchal, Villa Palmeras, Tras Talleres, Barrio Obrero, Hoare, Miramar, entre decenas más. Cangrejos aparece en las crónicas de los colonizadores españoles y es reconocido como una comunidad en formación desde 1575. Con la Real Cédula de Gracia en 1664 la Corona española incentivó a las personas esclavizadas de las islas vecinas del Caribe a escaparse, pues al llegar a Puerto Rico se les concedía la libertad y les daban tierras en Cangrejos a cambio de defender el territorio. Las primeras personas en llegar fueron tres mujeres y un hombre de Santa Cruz. A partir de ese momento, aumentó la sociedad cangrejera por la migración de cimarrones de Saint Thomas y Tórtola. Los ex-esclavizados negros poblaron los extensos manglares, caños y lagunas hasta que rellenaron el terreno para habitarlo. La comunidad se organizó en calles y núcleos familiares que se agrandaban, hasta que en 1760 se declaró el Partido de San Mateo de Cangrejos. En 1773, mueven la ermita San Mateo de Cangrejos- ubicada en la costa desde 1729- a la loma de Seboruco, actual avenida Eduardo Conde. Hoy día, el monumento histórico que lleva establecido sobre 250 años, está liderado por el sacerdote haitiano Olin Pierre Louis.

(El Mundo, 13 de marzo de 1988).
Cangrejos es un pueblo con gran valor histórico para Puerto Rico, aunque se ha omitido de la historia oficial que patrocina el sistema gubernamental racista. Afortunadamente, las personas de Cangrejos son grandes cuentistas y asumieron un papel clave en la historia oral del barrio. Los relatos familiares han permitido el rescate de la historia invisibilizada. El gobierno intentó cancelar, silenciar y borrar la historia de los negros del barrio, pero olvidaron la fuerza, valentía y resistencia que distingue al bonche.
La Compañía de Infantería de Morenos Libres era la única milicia disciplinada que estaba formada por negros y negras que fueron protagonistas de la derrota definitiva de los ingleses. La invasión de 1797, liderada por Ralph Abercrombie y Henry Harvey, era el plan que iniciaría la toma de posesión de Puerto Rico y el resto del Caribe. Pero la flota más poderosa y temible del momento no esperaba toparse con la formación militar de negros libres que dominaban el campo de batalla por su usual tránsito entre los mangles. Así mismo, fueron apoyados por miles de militantes de diferentes partes de la isla. Con sus ataques sorpresa, las tropas fueron derrotadas en dos semanas. Fue una batalla que marcó la historia, sin ese triunfo en el Caribe posiblemente se hablaría inglés. La victoria encabezada por Cangrejos dio paso a la afirmación colectiva como puertorriqueños.

Resulta repugnante que la estatua del genocida Juan Ponce de León, ubicada en la Plaza San José en el Viejo San Juan, esté hecha con el material fundido de dos cañones que los ingleses dejaron en Cangrejos. Sería más apropiado que con ese hierro hicieran una estatua de un militante de Cangrejos que defendió su tierra como héroe nacional.
A pesar del logro del líder miliciano Pedro Cortijo en declarar a San Mateo de Cangrejos como un partido independiente, el gobierno dividió el barrio en tres partes. En 1864, anexionó a San Juan el sector que se conoce como Santurce, a Carolina la región de Isla Verde y a Río Piedras el área de Hato Rey. Casualmente, se hizo este cambio nueve años antes de la Abolición de la Esclavización en Puerto Rico en 1873. Leyes como el Bando de Policía y Buen Gobierno Contra la Raza Africana impulsada por Juan Prim, el Conde de Reus, oprimieron aún más a las personas negras en Cangrejos. Con las guerras de independencia en América durante el siglo XIX, vinieron repercusiones violentas en contra de la comunidad negra cangrejera porque eran libres con un ejército organizado que representaba una amenaza para los colonizadores.

(Aníbal Sepúlveda, 2004, Puerto Rico Urbano: Atlas Histórico de la Ciudad Puertorriqueña)
Pablo Ubarri Capetillo, Conde de Santurce, originario de Santurtzi en el País Vasco, estaba asociado a movimientos racistas y era residente en San Mateo de Cangrejos. En 1878, propuso la construcción de un tranvía que conectaba la Plaza Colón en Viejo San Juan con Río Piedras a través de la Carretera Central; actual avenida Juan Ponce de León. El desarrollo de esa línea de transporte implicó la expropiación de decenas de familias. El gobierno colonial español decidió cambiar el nombre de San Mateo de Cangrejos a Santurce en honor a Pablo Ubarri Capetillo. El renombrar el barrio es un silenciamiento consciente a la presencia generacional de la población negra en ese territorio.
A partir de 1898, bajo el gobierno estadounidense, se notó un blanqueamiento de la zona y la acelerada modernización de Cangrejos. Después del tranvía vino el trolley en 1901 como método de transportación en áreas como Condado, Miramar y Ocean Park que se comenzaron a pensar para las familias españolas y estadounidenses pudientes. Se estructuró una marca innegable de división racial y de clase con tan solo calles de diferencia. El trolley también definió cómo se organizan las referencias en el espacio cangrejero según las paradas; la Parada 15, la Parada 18 y el Último Trolley siendo de las más emblemáticas.
Con el Estado Libre Asociado (ELA) en 1952 vienen proyectos como la construcción de la autopista Román Baldorioty de Castro en 1961. La vía expropió a cientos de familias cangrejeras y quebró a la comunidad por la misma mitad. Ocurrieron heridas sociales similares en la Parada 21 cuando construyeron el Centro de Bellas Artes y las torres Minillas entre 1978 y 1981. Se desplazó a la comunidad de sus barrios para reubicarles en caseríos que tienen otras dinámicas sociales o en urbanizaciones de bajo costo en Carolina. Los barrios son redes de apoyo, matrimonios, cultura y registros religiosos que fueron aplastados por el gobierno.

En medio de todo el desplazamiento la música, las artes y la cultura fueron salvavidas para las personas cangrejeras. La lista de incontables artistas que salen de Cangrejos es admirable. Son íconos en Puerto Rico y a nivel internacional figuras como Sylvia del Villard, Daniel Santos, Gilberto Monroig, Sylvia Rexach, la familia Cepeda, Nilita Vientos Gastón, Victoria Espinosa, Danny Rivera, Andy Montañez y más. Especialmente la música de Rafael Cortijo e Ismael Rivera cambió la perspectiva de Cangrejos y reclamó su espacio con el sabroso juego verbal y rítmico. Las caras lindas de gente negra se veían a sí mismas en la televisión en El Show de las 12 de Paquito Cordero y en la Taberna India. Todo Puerto Rico no pudo ignorar el saoco que traían los cangrejeros. Fueron referentes claves para músicos como Ricardo Pons, Héctor “Tito” Matos, Héctor “Coco” Barez y otros artistas de la generación X.
Cangrejos fue un lugar de auge y decadencia durante las últimas décadas del siglo XX. El contexto de crianza de la generación X fue particular. Las decenas de cines que una vez poblaron a Cangrejos se cerraron, como lo fue el Cine Riviera. Mientras, abrían espacios artísticos como el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico en 1984; antes la Escuela Rafael María de Labra en la parada 18. Escuelas como la República del Perú, la Ramón Power y Giralt y la Academia Santa Teresita estaban repletas de estudiantes que recorrían la calle Loíza por negocios como Topeka y el Infanzón. No fueron años sencillos desde el punto de vista político. Cangrejos sufría las consecuencias socioeconómicas por las decisiones de gobernantes repudiados como Carlos Romero Barceló. Los atropellos eran tantos que se dio una efervescencia social de oposición que marcó la formación liberal de esa generación y cuyos ideales se notan, indudablemente, en su arte.

Se comenzó a revitalizar la calle Loíza con establecimientos de artistas jóvenes puertorriqueños con propuestas culturales. Las vecinas del sector Machuchal como Joanne Gil y Mariana Reyes organizaron el Comité PR-37 y celebraron el primer Festival La fiesta de la calle Loíza en 2013. Fue tanto el éxito de esta actividad que el área cobró popularidad rápidamente. El crecimiento del arte vino de la mano con desafíos y tensiones como el desplazamiento de la comunidad por las alzas en el costo de vida. Tanto auge le jugó en contra a la comunidad, pues comenzó la gentrificación y la llegada de inversionistas con otra mirada de explotación financiera.
Hoy Cangrejos es Santurce, un sector abusado por el turismo, pero en el que aún late la resistencia cangrejera que saca sus palancas para defender el canto. Sus residentes tienen que vivir con la plaga de Airbnb, negocios inaccesibles de atracción turística y los clubes nocturnos. Las generaciones actuales no ven a Cangrejos, sino a Santurce como el espacio de jangueo, juerga y joda. Así se desvirtuó el territorio comunitario, llevando a su gente a la marginación geopolítica. Incluso, la comunidad comenzó una campaña con carteles frente a sus viviendas que leen “Este es mi barrio, baja el volumen”.
Las personas cangrejeras se reinventan constantemente con la fundación de espacios de encuentro, autogestión y redes de apoyo como el Taller Comunidad La Goyco. Cangrejos es más que Santurce. La historia del barrio va más allá de los cafés a sobreprecio y la vida nocturna para turistas. La historia cangrejera la cuenta su bonche desde los relatos familiares, la reclamación del espacio y la gesta de sus artistas.
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